viernes, 22 de mayo de 2009

Mitoligía. Capitulo 3: HERMES


EL HERALDO DE LOS DIOSES.

Este tipo tiene alas, bla, bla, bla y un morro que se lo pisa.

Es el conquistador por excelencia; el astuto.

Como Dios de los ladrones se acostumbró, desde la cuna, a conseguir lo que quería. Con ojazos y sonrisa o con burdas artimañas de timador. Nadie le pasa por encima; Sócrates murió acusado de vandalizar las
hermas que adornaban los caminos. Nadie toca lo que es suyo.

Orador encumbrado, ronroneador delicioso, se rodea de adeptos a los que dota de algunos de sus dones divinos para su propio beneficio. Nunca le faltará un aliado, una coartada o una salida conveniente para o tras sus fechorías.
Después de que otro Dios
manipulador creara a la primera mujer vino Hermes a dotarnos de un gran sentido de la curiosidad para su propio provecho y a dejarnos campar entre los demás mortales.
Utiliza esa curiosidad femenina para manipularnos y, joder, le sale muy muy bien.

Las cinco fases de la manipulación por parte de un bribón:

Fase primera: EL OTEO.
Él observa; no tiene prisa, le ves mirar y disimular desdén, incluso un tierno despiste.

Fase segunda: LA ELECCION.
Ha fijado objetivo e, incluso para una buena observadora (ninguno de ellos es perfecto), las señales son mínimas.
Es un
cazador nato pero no se comporta como tal. No se acercará directamente a su objetivo, dará un ligero o gran rodeo (dependiendo de lo difícil de la captura) sin perder contacto visual, aparentando distracción, midiendo perfectamente sus pasos.

Fase tercera: ENDIOSARSE.
Conseguirá que otras presas, con trofeos menos vistosos, muestren interés (maldita curiosidad) por él. Cuando consiga babeo por parte de alguna será el instante perfecto para mandar señales a su victima. A todas nos excita un huevo levantarle el mozo a alguna otra; es un atractivo añadido al difícil arte de aparearse.


Fase cuarta: OFRECERSE.
Es el momento de actuar y te hará creer que has sido tú la que le conquista. Es fundamental, para tener de ti lo que ansía, que te sientas con las riendas.
Le abres una pequeña rendija. Estás perdida.


Fase quinta: DESAPARECER.
Cuando se lleve tus tesoros, se canse del juego o mee más alto desaparecerá sobre sus sandalias aladas con la gracia de un buen carterista al que, aunque te joda el día, hay que reconocerle el mérito.


Le puedes ver venir o no (ahí ya no me meto que ser avispada o tonta del culo es algo muy íntimo y personal) pero te dejas embaucar. Y te dejas porque te pone. No sabes que querrá de ti, si la bolsa o la víscera que bombea pero se la das porque, ¡qué cojones!, de vieja solo te quedarán los recuerdos y este arquetipo te va a dar muchos y buenos, a fin de cuentas los malos se acaban olvidando.

2 comentarios:

  1. Hola! No conocía tu blog hasta hoy que me has contestado en uno de los mensajes del blog de Elena, grandísimo blog que tiene ella por cierto :D

    He leído tu entrada y qué quieres que te diga... por fortuna o por desgracia existen muchos hombres de este tipo y muchas veces no se les ve venir hasta que te han dado en lo mas profundo. El juego de la seducción, el amor y la pasión. Algo peligroso pero a la vez excitante como aquel que dice. Te pongo en mis enlaces, en cuanto tenga un poco mas de tiempo me leo tus entradas antiguas, fijo que me sorprenden ;)

    Un saludo!

    ResponderEliminar