martes, 31 de marzo de 2009

Mitología. Capítulo 1º: DIONISIO


Dionisio; Dios del vino, inspirador de la locura ritual y el éxtasis.

Después de una infancia patética (quizás por ser el rarito de clase, por crecer más tarde que los demás o porque su puñetera madre no lo quería lo suficiente y su padre demasiado) este
niñato creció, embelleció y se vengó.

Y, queridos míos, toda mujer que se precie de serlo sabe que ha de huir de este tipo de espécimenes. Y las que se precian de serlo muy mucho, alguna vez hemos han caído en sus redes.

Hermoso y elegante, pisa en el mundo con su corte de sátiros; esos amigos picantes y chistosos, algo vulgares y demasiado festivos que hacen que este efebo resalte con mayor esplendor.

Aporta locura, promesas silenciosas, placeres prohibidos. Y, joder, seamos sinceras: nos gustan los chicos malos.

Y se venga.

¡Vamos si se venga!

Se cobra, a base de una sonrisa cautivadora, las veces que se sentía invisible ante las niñas en el recreo del cole conquistando a la más bella del lugar.

Y ajusta cuentas con los demás machos, aquellos que no le dejaron entrar en el equipo de baloncesto del instituto por bajito, paseándoles por los morros a la más difícil conquista.

Y no se conforma con una. Ha de sentirse deseado a todas horas y por todas, hasta que le llegue su Ariadna particular y consiga de él una fidelidad eterna.
Aunque lo más probable es que la encuentre cuando se haya cansado de follar vivir como un loco.

Así que chicos, si no llegáis a la categoría de un Dionisio, haceros sátiros de uno; siempre caerán migajas.

Y a los que sí llegáis y ondeáis el estandarte con el símbolo fálico que os representa, no cambies. Alguien ha de adornar este jodido mundo.

domingo, 29 de marzo de 2009

Creando un blog


.- ¿Por qué?.

.- ¿Y porqué no?.

Porque soy una adicta de (puto) Internet. Busco y leo, y enlazo y vuelvo a leer...y vuelvo a enlazar.

Porque está de moda, cojones. Y a la oveja que se separa del rebaño se la come el lobo.

Porque con los chateos y el móvil estaba perdiendo la ortografía.

Y porque, queridos mios, igual conseguimos un entendimiento mutuo.

Y aquí paz y allá gloria.

Comencemos.