martes, 28 de abril de 2009

Contestando e-mails. Mamá, quiero ser mayor.


Mail:

“… no os entiendo. Me he enamorado de una mujer 11 años mayor que yo. Ella dice que también me quiere pero ya ha tenido una larga y monótona relación y quiere disfrutar de la vida. Sin embargo quiere estar conmigo pero yo necesito una especie de promesa de futuro para seguir con ella. Siempre he pensado que las mujeres queríais eso: una pareja fiel y comprometida. Lo dicho, no os entiendo. Yo tengo 27 años.”

Me he retorcido las manos de satisfacción al recibir este e-mail.

¿Qué tiene que ver el culo con las témporas?
Si te ha dicho que te quiere y quiere estar a tu lado, ¿por qué presionar? ¿De verdad no quieres estar con alguien que desde el principio evite por todos los medios caer en la rutina, algo que garantiza ese “futuro” que tú anhelas?
La que no te entiende soy yo.

O sí.

El.- S, me veo muy joven e inexperto para ti.
Ella.- T, yo te veo fresco e impredecible.
El.- Pero un hombre de tu edad…
Ella.- Un hombre de “mi edad” me diría: nena, te voy a enseñar lo que es la vida, que yo sé mucho. Y yo estaría pensando mientras planeo como escapar: “si yo te contara, capullo”. Quiero ver ganas de vivir T, no quiero ver ganas de empezar a recordar.

Tú quieres ser ese tipo de tipo, de cuarenta tacos que ya “ha vivido” y se cree con la clave del asunto. Ya llegarás. Y ella lo sabe, y por eso quiere disfrutarte estos años que te quedan hasta convertirte en un gilipollas redomado.

¿Quieres empujar cochecito, sábados de Carrefour y domingos de bricolaje? Ella quiere arañar espalda, cerrar los ojos y el viento en la cara.

Mejor busca a una de tu edad, un sábado noche en el local de moda; hay mucha mujer florero por el mundo.

¡Y date prisa!, parece que sientes que estas perdiendo el tiempo.

Y deja a S que siga lamiéndose las heridas, arañando otra espalda y bebiendo otros vientos.

Dentro de once años me dices si aún la recuerdas.

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